BUSCADOR CATÓLICO

miércoles, 30 de enero de 2008

CUARESMA, ESE TIEMPO


En una semana iniciamos la Cuaresma. Es un tiempo muy rico para que vayamos ahondando en nuestra relación con Dios y descubramos en qué le fallamos, qué nos falta para estar más cerca de Él y qué deberíamos sencillamente cambiar de nuestra vida espiritual. Es un tiempo de Desierto, de Soledad, de buscar al Padre como hizo Jesús en aquellos 40 días con sus 40 noches. Y es tiempo de abrir los ojos del alma, pues puede que veamos a Jesús en el Desierto, y entonces podamos seguir sus pasos. El Amado se nos dará en Gloria el día de Pascua. Mientras tanto, le buscaremos en la noche, en la tentación, en la incertidumbre. Tiempo de penitencia, ya sea por sacrificios o mortificaciones. Se trata, en definitiva, de ponerle a Él antes que a nada. Nos sale siempre al encuentro, pero el verle, oir su voz y dejar que nos meta en la bodega depende de que nuestro cuerpo y nuestra alma le busquen, estén orientados a Él. Entonces sí le veremos. Pero si, como las vírgenes necias, nos dormimos, no nos enteraremos cuando pase y entre al banquete.

La Soledad del que busca a Dios, aunque dicha soledad sea en tiempos concretos de la vida, es difícil, pero gozosa si en ella nos dejamos a nosotros mismos encontrarle a Él. Puesto que nunca estaremos solos, ni lejos de su presencia.


"El Padre habita en una luz inaccesible (cf. I Tim 6,15), y Dios es espíritu (Jn 4,24), y a Dios nadie lo ha visto jamás (Jn 1,18). Y no puede ser visto Sino en el espíritu, porque el espíritu es el que vivifica; la carne no es de provecho en absoluto (Jn 6,63)". [...]

"...así también nosotros, al ver con los ojos corporales el pan y el vino, veamos y creamos firmemente que es su santísimo cuerpo y sangre vivo y verdadero.
Y de esta manera está siempre el Señor con sus fieles, como Él mismo dice: Ved que yo estoy con vosotros hasta la consumación del siglo (cf. Mt 28,20)".


(Adm 1).

No hay comentarios: