BUSCADOR CATÓLICO

domingo, 6 de abril de 2008

EMAÚS, VIDA DEL CREYENTE


Hace poco hablamos de los discípulos de Emaús. Hoy quisiera añadir algo: fue una experiencia de Jesús, en la que, Resucitado, se les revela y actualiza la forma que van a tener de relacionarse con Él de ahora en adelante. Cuando Jesús caminaba como un hombre más por el mundo, los apóstoles y todo el que lo viera entraba con Él en una relación de Tú a Tú, de persona a persona. Una relación próxima, más o menos íntima, dominada, como toda relación humana, por el lenguaje, el espacio, el tiempo, la psicología, costumbres, cultura... En la Última Cena, y también Último momento de relación humana y cercana con Él, los apóstoles pudieron ver cómo Jesús establecía un Signo que sería el Signo por Excelencia, la Fracción del Pan, desde aquel momento en adelante. Él se iba, pero dejaba aquel Sacramento como forma de estar con ellos y con nosotros, toda vez que, resucitado, se sustrajera de nuevo a la Esfera Trinitaria. Entonces ya no puede caminar con nosotros, hablar con nosotros, estar con nosotros, de la misma manera que durante sus 33 años de vida terrena. Pero sí a través del Paráclito, de la vida en el Espíritu. Y así ocurre, en efecto. Cuando Jesús se suma al camino con aquellos dos discípulos tristes, abatidos, rendidos, sin Fe... no le reconocen. Hablan con Él, pero no saben quién es en verdad. "¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?". La presencia física de Cristo no les revela su identidad. Y Él, entonces, les explica las Escrituras. Es decir, revive en sus corazones toda la Historia de la Salvación "Moisés y los Profetas", y culmina el encuentro con el Signo, con el Partir el Pan. Entonces se dan cuenta de quien es Él, y es que, como hemos dicho, el acceso a Dios será ahora por Signos, Sacramentos, y Vida Espiritual - oración y Fraternidad -. Y entonces se dan cuenta de que sus corazones ardían, de que su alma estaba con Él, y ven cómo el Maestro estará ahora así con ellos, por el Espíritu. "Un poco más, y ya no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis". O sea, Jesús se les acerca para hacerles comprender y ver quién es Él (Dios), y cómo pueden llegar a intimar con Él (No Templo, sino Espíritu y Verdad).

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