BUSCADOR CATÓLICO

jueves, 5 de junio de 2008

AMOR ESPIRITUAL VS. AMOR HUMANO

Francisco y Clara son una encarnación viva y palpable del amor espiritual entre dos personas. Justamente, es un amor "espiritual" porque lo da el Espíritu, es Don de Dios, y es consecuencia, primero de la Fidelidad de cada persona a Dios y, segundo, de un regalo particular y especial que otorga el Señor. En efecto, Clara y Francisco se amaban con un amor purísimo y muy profundo, y que manifestaba un aspecto poco visto, o poco conocido al menos, en la Historia del Espíritu: Clara dependía de Francisco. Cuando decimos que era su "plantita", no es una imagen bonita e idílica para hacer ver que se querían mucho y ya está. No, el vigor y el crecimiento espiritual de Clara dependía del vigor y crecimiento espiritual de Francisco. Don singular, pero que mejor podemos entender si nos acordamos de que el nacimiento de las Clarisas se produce en el seno de la Orden de Hermanos Menores, como una gran rama crece de un gran tronco. Esto en la perspectiva "global" del carisma. En lo particular, era igual: Clara había nacido al Espíritu (vocación, seguimiento y entrega a Dios) en el seno de la vida espiritual del Poverello. Es más que el Carisma participado, porque no sólo acogió un Carisma que Dios le daba y lo vivió y fructificó, sino que su Vida Espiritual vivía y se alimentaba de la de Francisco como de un manantial. Francisco, fiel a su entrega esponsal a Dios, tuvo una hija espiritual especial, Clara, quien viviría su Amor a Dios desde su unión espiritual con Francisco. Las Clarisas no se entenderían sin Francisco. Clara no se entiende sin Francisco. Ella debía encarnar un Carisma que dependía de otro principal, en el sentido jerárquico (espiritualmente jerárquico) de la palabra.

No hay comentarios: