BUSCADOR CATÓLICO

domingo, 22 de junio de 2008

Hoy os propongo que nos unamos a aquel niño que siguió a San Francisco de noche, para saber qué hacía de noche (Flor 17). Quisiera que meditáramos la Pureza de este niño que ya había sido admitido a la Orden. Tan pequeño, y ya consagrado a Dios. Seguramente no pasaría de los 15 o 16 años. Quién sabe si quizá tendría alguno menos. Qué suerte tuvo de ver y hablar a Francisco. Qué suerte tuvo de poder dormir a su lado y atar su cordón al del Santo. Qué suerte tuvo de poder seguirle en sus intimidades con Dios y los Santos. Qué suerte tuvo de poder contemplar lo que Francisco contemplaba. ¡Estuvo en comunión espiritual con él! Qué suerte dormirse y que Francisco lo llevara en brazos. Qué suerte tener con él tamaño secreto. Y es que los Franciscanos seguimos a Cristo tras las huellas de Francisco de Asís, como reza la Regla de la OFS. Sígamosle pues, y sigamos "al Cordero Inmaculado, Jesús, adonde quiera que vaya". Que de corazón podamos decirle al Señor, con las mismas palabras que un famoso grupo español de Pop: "¿que has visto en mi?, que me regalas tu verdad y tu cielo [...] y pienso que si no existes yo me muero, que en mi cabeza habia un sueño y que se ha hecho realidad!! y quiero contarle al mundo entero que tu vida es lo que quiero, y tu eres mi mitad"...

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