BUSCADOR CATÓLICO

sábado, 29 de noviembre de 2008

En manos de Dios.

Notición para El País: "Los obispos pierden 29,5 millones por el IRPF de 2006". Creo que la Iglesia tiene ante si la ocasión perfecta para dar testimonio de Pobreza y Providencia. Es el momento de que vayamos aprendiendo a confiar más en Dios, porque el camino tomado es el de la autofinanciación.
A todos nos viene a la cabeza la Iglesia Primitiva, en la que cada uno aportaba sus bienes, y todos los compartían, de forma que a nadie le faltaba de nada. O el Capítulo de las Esteras, en que 5.000 hermanos fueron alimentados por la Providencia. La vida misma de Francisco está llena de estas escenas en que Dios cuida de los suyos. Soy consciente de que hablando de la Iglesia hablo de millones de personas, y es mucho más difícil no que Dios cuide de ellas, sino que tantas personas confíen en Dios.
Tendremos que autofinanciarnos en un futuro, lejano o cercano, pero habrá que hacerlo. Y entonces, si nos ponemos en brazos del Padre, y también el mono de trabajo, diremos al mundo que es posible no vivir ansiando dinero o seguridades. Que Dios es Padre y nos da lo necesario. Que lo que no es necesario, por eso mismo sobra. Que hay un Pueblo cuyo Pastor cuida, y que el IRPF, si bien nos iba como la seda, se queda en nada al lado del Amor de Dios.
Tampoco quiero expresarme mal. No es que no me dé miedo, o que no prefiera financiación del Estado. Pero también hay algo que me dice que eso no es del todo evangélico, y que quizá seríamos menos comodones y nos agarraríamos más a Cristo de la otra manera. Así se ha visto en Europa, en países que cuando lo han pasado mal (Polonia con el Gobierno Comunista, por ej.) han llenado seminarios y han sido foco de Fe.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Fidelidad, una necesidad

En estos días en que vemos a nuestros obispos hablando sobre la Ley de Memoria Histórica, creo que más que nunca debemos, los católicos, expresarles nuestro más sincero apoyo y ánimo. No es que no podamos hacer su tarea, porque también nos incumbe opinar, predicar y decir lo que pensamos sobre la situación actual. Pero su papel tiene más repercusión y tiene mayor contestación. Zapatero no ha tardado en responder a la llamada a la reconciliación que hizo Rouco. No les interesa. Van a lo suyo, que es escarbar. Y encima, contesta diciendo que la sociedad sí respetó las canonizaciones de mártires. Son dos cosas bien distintas: abrir fosas en busca de familiares - pienso que con mucha legitimidad y derecho - y canonizar - motivado por cuestiones religiosas - .
No debemos callar, todo lo contrario. Que nos oigan decir que el rencor y las vueltas al pasado, así de repente y sin mucho motivo, no ayudan.

martes, 25 de noviembre de 2008

La Memoria

Con este Gobierno, la verdad es que estamos de vuelta con la Historia más reciente de España. Guerra civil y Dictadura de Franco, en lugar de formar parte de nuestro pasado común, son fuente de discordia y separación. Parece que no se ha aprendido a superar el clima de crispación previo a la Guerra.
La Ley de Memoria Histórica, Histérica diría yo, tan sólo ha servido para poner de manifiesto una cosa: no somos un país que sepa seguir adelante y evolucionar. Es innegable que hubo gente que murió, durante y después de la Guerra, víctima de represión política. Pero también la hubo, y mucha, durante la República y durante la Guerra, que murió a manos de los republicanos. Eso nadie lo dice, pero yo tampoco lo voy a reivindicar aquí. Hay cientos de casos como los de mi tía monja, que estuvo a punto de morir fusilada por republicanos, sólo por ser religiosa. Y cientos que murieron, fusilados, torturados o sabe Dios cómo.
Aunque, de verdad, todo esto, después de todo, carece de importancia. Que Dios sabrá perdonar a los culpables respectivos. Lo que es esencial es que sepamos caminar adelante y, como dice el Presidente de nuestros obispos, Rouco Varela, olvidar a Franco y saber perdonar. Unos hechos tan desgraciados como los que se dan en una guerra, y otros muchas veces cuestionables como en la Dictadura (uso "Dictadura" en sentido técnico, no despectivo) generan división, pero debemos ser más listos y mirar hacia delante, sabiendo que ambos bandos compartieron culpas, y que si Franco murió, Carrillo sigue vivo (ay, esas religiosas y esos curas que le sufrieron...).
Doy gracias por las palabras de Rouco Varela, pues representan lo que debe ser un espíritu católico: reconciliación y paz.
"Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor,y soportan enfermedad y tribulación; bienaventurados aquellos que las sufran en paz, porque de ti, Altísimo, coronados serán". Estas palabras de Francisco pusieron paz entre el Podestá y el Obispo de Asís. Sólo es posible vivirlas si se está en una actitud de acogida espiritual, de oración, de Pureza, de sencillez, dejando a un lado el orgullo, el rencor y esas actitudes de "Memoria Histórica" que tanto separan en vez de unir. Menos buscar resarcimientos y más mirar porque todos podamos convivir expresando nuestra religión (otros su ateísmo o agnosticismo) de forma pública, sin problemas. Eso sería Memoria Histórica: acordarse que la religión cristiana lleva 1.700 años guiando el desarrollo de Europa.

viernes, 21 de noviembre de 2008

La Pureza, Virtud Paradisíaca


Y, más que virtud, estado de vida. Sí, entendida como estado de permanente contemplación de Dios y de comunión con Él, olvidado de uno mismo y con el corazón invadido por su Amor y su Espíritu.


Hoy celebramos la Presentación de Nuestra Señora en el Templo. María es ejemplo y forma de este estado paradisíaco. Insisto en estos términos porque si alguien permanecía en presencia de Dios, eran Adán y Eva, personajes centrales del Relato de la Creación (Género Mito), y figura de todo hombre o mujer que, unido a Dios en cuerpo y alma, no considera que valga la pena nada más, de forma que todo lo relativiza en orden al Creador.


María fue la mujer ideal, la mujer que, nacida Inmaculada, gozó del singular don de nacer y vivir como Adán y Eva, es decir, con su naturaleza no lastrada por el pecado. La presentación en el Templo no era sino por motivos cultuales, es cierto, pero en María simboliza algo más: la singular unión con Dios de la que Ella gozaba. Criatura, sí, pero agraciada como ninguna. Más tarde, Madre de Dios. Y así lo señala Francisco en el Saludo a la Bienaventurada Virgen María, cuando la llama "vestidura", "casa", "tabernáculo". El Poverello no hace sino contemplar la Pureza de María, la única que podía acoger en su seno a alguien tan puro y sagrado como el Hijo de Dios.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

La paz del atardecer


Da gusto llegar a casa, sacar a pasear al perro, hacer cuatro cosas y, al fin, descansar. Este mediodía he rezado un rato delante del Santísimo. Esta noche también lo haré, Dios mediante. Qué paz debía sentir Francisco al acabar los días de correrías por el mundo, predicando, haciendo el bien, sufriendo persecución. Al final, se refugiaban donde podían y a descansar. Francisco rezaba también de noche. Yo aún no llego a tanto. Ojalá, pero no soy tan espiritual. En fin, a reposar lo que queda de día y dar gracias al Altísimo por tantos bienes nos concede.


Antes de cerrar los ojos, los labios y el corazón, al final de la jornada, ¡buenas noches!, Padre Dios.


Gracias por todas las gracias que nos ha dado tu amor;


si muchas son nuestras deudas, infinito es tu perdón. Mañana te serviremos, en tu presencia, mejor.


A la sombra de tus alas, Padre nuestro, abríganos. Quédate junto a nosotros y danos tu bendición.


Antes de cerrar los ojos, los labios y el corazón, al final de la jornada, ¡buenas noches! Padre Dios.
Gloria al Padre omnipotente,


Gloria al Hijo Redentor,


Gloria al Espíritu Santo:tres personas, sólo un Dios.


Amén.

martes, 11 de noviembre de 2008

Rufino, hombre de Dios

Me viene a la mente aquella escena en la que Francisco manda a Fray Rufino a predicar a la catedral. Y todo porque el bueno del primo de Clara se había resistido a la obediencia de ir a predicar por Asís. No quería ir, alegando su poca gracia al hablar. Y el Poverello lo envía a hacerlo, pero desnudo, y a la catedral, nada menos.
Es una escena singular primero, porque Rufino ahora sí obedece y va. Segundo, porque Francisco se reprende a si mismo de haber dado tal obediencia y va también él desnudo a predicar. Me apetece meditar qué pudo pasar en aquella catedral. Las biografías nos dicen que la gente acabó llorando de compunción y compasión. Es un momento grotesco por los predicadores, y también conmovedor porque se ve cómo el Espíritu, a través de la Obediencia de Rufino, lleva a los habitantes de Asís la compunción y el arrepentimiento. Sí, aquel día se aprendió la lección de que el Señor nunca te pide nada que no puedas hacer por tus propias fuerzas y que, en caso de que éstas falten, Él te las dará. No nos pide para dejarnos colgados, ni nos llama para no ser encontrado. Es imprevisible ("no sabes de dónde viene ni a dónde va" -Jn 3-), rompedor, a veces espectacular, desconcertante, sorprendente. Pero, por ser Dios, no responde a los parámetros humanos, ni a nuestros condicionamientos. Nos da libertad, pero si nos dejamos llevar, de verdad, hasta el fondo, es Él quien nos guía, y nada puede parar su Santa Operación.

domingo, 9 de noviembre de 2008

VERGONZOSO

Sólo unas palabras para expresar mi pesar y mi indignación por un suceso que ha tenido lugar en el Santo Sepulcro de Jerusalén. Una pelea entre griegos ortodoxos y armenios delante del mismísimo Santo Sepulcro, sin duda uno de los lugares más sagrados y delicados para cualquier cristiano. Sé que es por desgracia algo frecuente, y no importa por qué se ha producido -aquí os dejo el enlace a la noticia (elmundo.es). Sólo decir que es vergonzoso y ojalá no se repita nunca más algo así, allí donde Cristo yació y Resucitó, habló con las mujeres y lugar que fue pisado por Juan y Pedro aquella Santa Mañana del Primer día de la Semana. Vaya ejemplo de Unidad y Gozo Espiritual. PAZ Y BIEN.

CELO, NO ENOJO


El Evangelio de hoy nos presenta una de las escenas, aparentemente, más desconcertantes de Jesús. Es la expulsión de los vendedores del Templo. Parece que Jesús es presa de un ataque de ira, de venganza o que está irritado. Así podría desprenderse en un primer momento. Pero cabe meditar unas cuantas cosas:

1. Jesús, aun pudiendo pecar, no pecó. Era libre de escoger bien o mal, igual que nosotros, pues a ello le llevaba su condición humana ("Perfecto Dios y perfecto hombre"). Así, si leemos con coherencia el Evangelio, no hallamos en Él rastro de pecado. Por tanto, ni ira ni nada parecido podemos considerar en esta escena.

2. Pensar enseguida en algo como ira o enojo es natural, pero primario. Porque es el motivo por el cual nosotros sí habríamos actudado, quizá, en una escena similar a la joánica.

3. El texto no dice que Jesús estuviera enojado, ni siquiera lo insinúa. Es más, el significado del texto se halla en este trozo: "[...]Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos. Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: «Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado». Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: El celo por tu Casa me devorará". Jesús purifica, instituye un Signo, una señal visible de lo que debe ser ya no el Templo, sino la Oración de todo Judío y de todo Hijo de Dios. Jesús desbarata los puestos de venta y las mesas de los cambistas. Sin embargo, como señaló una hermana, no toca a las palomas. Es significativo: destruye y desparrama sólo aquello que atenta, en esencia, contra la Pureza y la Intimidad de las relaciones con Dios. Las palomas, sin embargo, representan en Juan (escena del Bautismo de Jesús) al Espíritu (Jn 1, 32).

En resumen, Jesús, de forma visible, un tanto espectacular y muy significativa, depura la oración del Pueblo de Israel, y se presenta a si mismo como el Nuevo Templo. Eso es lo esencial. A mi juicio, cualquier otra consideración sobre la actitud psicológica de Jesús es peregrina.

sábado, 8 de noviembre de 2008

FIDELIDAD Y COHERENCIA

"Los católicos desoyen las consignas de la jerarquía sobre política y sexo. Una encuesta indica que la religión en España es cosa de mujeres y personas mayores". Así reza el titular de un artículo en elpaís.es, del pasado día 6. Pues sí, así estamos. Los que nos hacemos llamar católicos cortamos a veces el Evangelio en trocitos, según nuestros intereses. No es que las normas de la Iglesia, jurídicamente hablando, se identifiquen siempre con el Evangelio, ya que pueden ser fruto de experiencias o necesidades jurídicas diversas. Pero sí es cierto que se dictan y proponen con el ánimo sincero de hacer que el Evangelio impregne nuestras vidas. Así, no podemos, no es coherente, decir que vamos a Misa y llevamos a nuestros hijos a religión en el cole, pero luego desoir por sistema lo que la Santa Madre Iglesia propone. También es verdad que no es muy sano aplicar lo que dice porque sí, sin un sano espíritu crítico, o discerniendo por lo menos según nuestras particulares circunstancias. Lo que ocurre es que hay que tener un punto medio: procurar oir y escuchar sinceramente a la Iglesia, a través de sus lugares - Magisterio, Concilios, Homilías, Teología, o el fiel que tengamos al lado -, pero también saber que uno debe ver cómo aplica los consejos o normas a su situación personal, colectiva, familiar incluso. Y ser coherentes. Vivir el Evangelio, "sin glosa" (EP 1).

Cierto es que la Iglesia no debe meterse, como institución, en política, sino que debe dedicarse a despertar las conciencias. Pero si da orientaciones sobre el voto, también es porque sabe lo que dice. Al menos, en el fondo, si es que alguna vez puedan fallar las formas. Yo, como católico, ni siquiera como cristiano de otras iglesias, no puedo votar a un partido que promueva el aborto, por ejemplo. Si acaso, al menos malo en esta materia, que no lo promoverá aunque tampoco hará nada por abolirlo.

En fin, Fidelidad se nos pide, que hace mucha falta.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

ABORTO-VIDA


Ayer noche, al llegar del trabajo a casa, encendí la tele, y me encontré en CNN+ con un debate acerca del aborto. Ambos contendientes de tan repetida pelea se esforzaban en dirimir en qué momento empieza o no la vida tras la concepción. Vida humana como tal, se entiende, constitutiva de un ser humano, valga la redundancia. Porque biológica se sabe que ya la hay. Entonces, ¿qué sentido tiene discutirlo? La vida humana, la que entendemos como algo más que células vivas y órganos interconectados y funcionando, es algo tan serio, tan pleno y tan sagrado (no digo intocable, porque sabemos que hoy día se la atenta continuamente) que no cabe pelearse por dilucidar si la vida empieza en el momento "x" o "y". Nuestra dignidad, la que nos hace sentirnos y ser hombres o mujeres con inteligencia, sentimientos, capacidad de relación, de solidarizarnos, de buscar el sentido a nuestra propia vida, de buscar quién nos creó y nos puso en el mundo, de aspirar a cosas más profundas y cargadas de sentido que la mera vida biológica, no puede arrastrarse en discusiones como la que oí ayer (aunque no dudo de la buena intención de ambos debatientes por buscar la verdad). Es más, debería preocuparnos lo justo, y pensar de una vez por todas en motivaciones y cuestiones realmente trascendentes.


Cabe, además, observar lo siguiente: hoy día, la ley establece el aborto hasta las 12 semanas. ¿A esa altura no hay vida? Yo creo que sí. Es más, el feto está formado y es distinguible su composición: brazos, piernas, tronco, cabeza... No se puede decir que no haya vida. Pero se dice, porque si los abortistas reconocieran que sí la hay, entonces se verían abocados a reconocer que están acabando con una vida humana, ergo están asesinando. Y eso ya les parece inadmisible. Madre mía, cuánta hipocresía. ¿De verdad nos valoramos tan poco que nuestra vida se considera digna de ser vivida en base a discapacidades, enfermedades o porque la madre o el padre no pueden sacrificar su orgullo en pro de una vida que va a nacer? ¿Quiénes somos para poner trabas a una vida humana? Está encadenada, y si no nos damos cuenta de lo hermosa que es en sí misma, con sus buenos y malos momentos, encantos y desencantos, dudas, temores y demás, jamás la valoraremos. Como dijo Juan Pablo II, es la "cultura de la muerte".

domingo, 2 de noviembre de 2008

UN SOLO CUERPO

Ayer celebrábamos Todos los Santos. Hoy, el día de los Difuntos. Son dos fiestas cercanas en tiempo y en esencia. En efecto, ayer celebrábamos nuestra Comunión con todos aquellos que formamos parte del Cuerpo Místico que es la Iglesia, vivos o que ya estén en la Gloria del Padre. Y hoy recordamos en especial a aquellos que ya no están entre nosotros. De todas formas, la Vida del Cristiano tiene que tender a poner, por encima de todo, los valores y las aspiraciones espirituales. Se nos llama a tender a la máxima aspiración: la Gloria del Paraíso junto a Cristo en el Padre. Sí, Cristo, el Cordero Inmaculado, es la cima de toda meta e ilusión nuestra. Y, gracias a la Oración y a la Eucaristía, estamos íntimamente unidos los cristianos de Palma de Mallorca con los de Taiwan. Es una realidad espiritual, individual, que hace que, cuando nos unimos a Cristo por el ejercicio de la Caridad y la Vivencia de los Sacramentos, todos quedamos unidos en Él, Cristo, Esposo de la Iglesia. No se trata, pues de recordar sólo a los canonizados o a aquellos que han hecho el bien, sino de rememorar que la Iglesia, antes que Institución, es Cuerpo Místico, nacido en la Cruz y en el Sepulcro Vacio, constitutivos de una sola realidad: Cristo, el Hijo, que nos ha unido a Él por su Muerte y Resurrección. La Eucaristía nos configura a Él, y en la Misa no se consagra sólo el Pan, sino que el Espíritu nos consagra también a nosotros, y nos une al Pan Místico del Altar.