BUSCADOR CATÓLICO

martes, 11 de noviembre de 2008

Rufino, hombre de Dios

Me viene a la mente aquella escena en la que Francisco manda a Fray Rufino a predicar a la catedral. Y todo porque el bueno del primo de Clara se había resistido a la obediencia de ir a predicar por Asís. No quería ir, alegando su poca gracia al hablar. Y el Poverello lo envía a hacerlo, pero desnudo, y a la catedral, nada menos.
Es una escena singular primero, porque Rufino ahora sí obedece y va. Segundo, porque Francisco se reprende a si mismo de haber dado tal obediencia y va también él desnudo a predicar. Me apetece meditar qué pudo pasar en aquella catedral. Las biografías nos dicen que la gente acabó llorando de compunción y compasión. Es un momento grotesco por los predicadores, y también conmovedor porque se ve cómo el Espíritu, a través de la Obediencia de Rufino, lleva a los habitantes de Asís la compunción y el arrepentimiento. Sí, aquel día se aprendió la lección de que el Señor nunca te pide nada que no puedas hacer por tus propias fuerzas y que, en caso de que éstas falten, Él te las dará. No nos pide para dejarnos colgados, ni nos llama para no ser encontrado. Es imprevisible ("no sabes de dónde viene ni a dónde va" -Jn 3-), rompedor, a veces espectacular, desconcertante, sorprendente. Pero, por ser Dios, no responde a los parámetros humanos, ni a nuestros condicionamientos. Nos da libertad, pero si nos dejamos llevar, de verdad, hasta el fondo, es Él quien nos guía, y nada puede parar su Santa Operación.

No hay comentarios: