BUSCADOR CATÓLICO

sábado, 4 de octubre de 2008

HOY, DÍA DE SAN FRANCISCO


Hoy, este Blog y un servidor están de fiesta, igual que miles de personas en el mundo. Y es que celebramos la Fiesta de Nuestro Padre San Francisco de Asís. Ayer por la tarde celebrábamos su Tránsito de este mundo al Padre. La Hermana Muerte vino a buscarle cuando, como dice el biógrafo Tomás de Celano, fueron "cumplidos en él todos los misterios de Cristo". Creo que es la frase que resume la Vida y la Grandeza de este hombre, de este SANTO.


En efecto, su Fidelidad tuvo expresión diaria, continua, permanente, en caminar los mismos pasos de Cristo. Imitó su Vida, llevó a la perfección el Evangelio, se entregó a los demás como hizo el Señor. Recordaba asiduamente sus Palabras, "odoríferas palabras", decía Él. Y, así, su ser, su naturaleza, se iban conformando a la de Cristo, porque siempre le buscó por encima de todo. Y fue un segundo Cristo. En el vídeo que os he dejado más arriba es lo que trato de reflejar. Al final de su vida, su semejanza con Cristo ya no era semejanza, sino identificación, incluso en el cuerpo, no como algo sensacional, sino consecuencia del Amor al Crucificado.


1226 años después de la Encarnación del Señor, Francisco volvió a hacer visible la Revelación de Dios. Recordó al mundo que el Evangelio hay que vivirlo; que Cristo vino, se hizo pobre y murió crucificado por nosotros; que pidió que nos amáramos, que fuéramos pobres, fiándonos del Padre; que predicáramos a todos la Salvación. Sí, Francisco revivió los Misterios de Cristo, y por eso su figura resulta tan atractiva: porque llama a seguir a Cristo, porque de alguna manera, en el Poverello vemos a Cristo, tal cual, sin cataplasmas. Y no es presunción, sino el ejemplo acabado de lo que todos deberíamos vivir, de lo que todos deberíamos ser. Francisco vivió lo que Cristo pidió, y por eso reflejó tan perfectamente a Cristo. "Y haremos en él habitación y morada". Vaya morada, vaya habitación, que dejaba traslucir perfectamente a su huésped, el Crucificado.

jueves, 2 de octubre de 2008

ÁNGELES CUSTODIOS


Hoy celebramos la fiesta de los Santos Ángeles Custodios. Creencia antiquísima, que ya profesaban Orígenes y San Jerónimo, entre muchos otros. Y es que no es una novedad del cristianismo, sino que ya en la tradición veterotestamentaria aparecen estos seres sirviendo a Dios y ayudando al hombre. Véase el libro de Tobías, los Salmos, Judit... así como la continuidad en el Nuevo Testamento: la Anunciación, por ejemplo, y citas puestas en boca de Jesús.

Así pues, los ángeles los concebimos como seres puros, que moran siempre en presencia de Dios, y a los que Él envía para que nos asistan. De hecho, en griego angelos significa mensajero.

Y creo que es una Gracia más de todas las que Dios nos concede el poder contar con ellos. En la Porciúncula, sin ir más lejos, Francisco tenía presente la presencia de María, con los ángeles de Dios. De ahí que se llamara Santa María de los Ángeles, actualmente nombre de la Basílica y del pueblo en que radica, dependiente éste del Comune de Asís.

Y ¿qué decir de los Custodios? Pues, primero, que están allá para hacernos compañía, indudablemente, de forma que nunca estamos solos. Y segundo, que nos asisten de veras. Como muestra un botón: a mí mi Ángel de la Guarda me ha servido más de una vez como despertador. Sí, pedirle que me ayude a despertar a la hora que toca, y ver cómo te despiertas a esa hora. En fin, es un ejemplo, y no son magos ni criados a nuestra disposición, pero sí que son como el aliento de Dios permanentemente exhalado en nuestra cotidianeidad.

martes, 30 de septiembre de 2008

NOS DAN LA RAZÓN


El Mundo publica hoy, en su web, que el Supremo ha estimado el recurso del Arzobispado de Valencia, por lo que exime a la Iglesia de anotar en los libros de Bautismo que se ha solicitado apostatar. De esta forma, creo que ganamos en equidad y sentido cmún. Primero, porque el hecho de apostatar no te borra de la Iglesia Católica, puesto que los libros de registro son eso, libros que registran hechos acaecidos hace equis tiempo. Y segundo, porque uno no es más ateo o antieclesial por pedir la cancelación de sus datos. Y es que la cuestión de fondo es: ¿soy católico por haber sido bautizado? Hombre, pues en principio no, y me explico. Si te bautizaron de pequeño, eso no implica necesariamente que, una vez adulto elijas vivir cristianamente. Es una opción libre. Lo que pasa es que tus padres sí escogieron incorporarte al Cuerpo Místico de Cristo y, por ende, de la Iglesia. En este sentido sí eres católico y, por mucho que te empeñes, seguirás siendo uno más de la Iglesia, al menos en sentido místico-espiritual. Y, claro, esto último no todo el mundo se lo cree. Es una pena, pero es así. Esto me lleva a dar gracias a Dios por el Don de la Fe.

Con todo, una victoria (terrena, pero un caramelo después de todo). No por retener datos de nadie, o por evitar que nos obliguen a modificar los libros de Bautismo, ni siquiera por evitar que la tradición histórica de la Iglesia quede a expensas de decisiones judiciales, y del resentimiento de tantas personas que, con más o menos válidas razones o motivaciones, desean ponernos en evidencia. Así, queda la puerta abierta para que, quien quiera, vea que el Bautismo es algo mucho más profundo que una mera inscripción registral.

PAZ Y BIEN.

sábado, 27 de septiembre de 2008

LOS DESHEREDADOS MOLESTAN A LA SOCIEDAD


Creo que a todos nos ha ocurrido más de una vez cruzarnos por la calle con un drogadicto, un pobre que nos pide limosna, un alcohólico, o algún discapacitado mental y sentir al menos ganas de pasar rapidito y con un cierto temor o ganas de no implicarnos y girar la cabeza para otro lado. Sí, los desheredados de la sociedad molestan a la sociedad, y son muchos, por desgracia. Así, si nos piden limosna, o no damos, o damos poco, o incluso conozco gente que les espeta "hay trabajo, busca uno", como si supiéramos la historia de tal persona, y tuviéramos algún derecho de juzgarla o decirle lo que tiene que hacer.

En Palma hay, desde hace meses, una polémica en torno a un centro de transeuntes que el Ayuntamiento quiere ubicar en la zona de Es Molinar, debido a que el centro actual ocupa espacio del futuro Palacio de Congresos. Serán desplazados por un edificio público. Creo que a los políticos les importan poco los colectivos más desfavorecidos, pero en fin. El problema está en que los vecinos de El Molinar no quieren a estas personas a su lado: tienen miedo, porque creen que provocan disturbios, violencia, suciedad, etc. Y no los quieren. Incluso se publicó que algunos opositores a este Centro amenazan a aquellos vecinos que no lo hacen. Les molesta también que el Ayuntamiento, tal y como habían acordado, no lo consultara con la vecindad.

Pues que queréis que os diga, qué pena. Gente asentada, que vive bien, sin alardes pero bien. Gente trabajadora, que no le falta el pan, aunque sus problemas tendrán, claro. Pero es gente que debería dar gracias de, por lo menos, tener casa, trabajo y pan para comer. Y les molestan aquellos que tienen graves problemas personales, de salud, de adicciones. Molestan porque pretenden que sean como ellos. Pretenden que no generen conflictos, cuando su vida es un conflicto. ¿Por qué nadie se pone de parte de los pobres? ¿Por qué molestan? Es más, ¿qué nos molesta? ¿Su aspecto? ¿Su olor? ¿Su incapacidad de llevar una vida normal, por la que luchan? Lo más gordo es que dicen que es su derecho a estar tranquilos. Pues vaya sociedad, que va de solidaria, pero que rechaza a los predilectos de Dios, aquellos que nada pueden ofrecer, sino pedir. Y entre ellos habrá gente que vaya a Misa. Cristo fue un mendigo, y no trabajó mientras llevó una vida pública. ¿Y por qué no ver en estos pobrecillos la imagen de Cristo que pide ayuda, que dice "tengo sed"? Ojalá los vecinos de El Molinar no se vean nunca en tal situación. PAZ Y BIEN.

martes, 23 de septiembre de 2008

QUIÉNES SOMOS




El Catecismo de la Iglesia Católica dice, en el punto 2267, que el recurso a la pena de muerte no se excluye en cuanto suponga el único camino posible para "defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas".


Es este un tema delicado, y sobre el que nadie se pone de acuerdo. Unos dicen que es una pena necesaria y que en ocasiones merecen los asesinos o criminales, y otros decimos que todo el mundo, incluso los señalados como "malos", merece vivir.


Y es que antes de posicionarse como defensor o detractor de la pena de muerte, cualquier persona - creyente o no -, debe preguntarse si en verdad hay alguien con derecho de juzgar vida o muerte sobre otro individuo. Y es que la aplicación de tan extremo castigo se justifica, normalmente, por el bien común o, menos delicadamente, se dice que tal persona "merece morir". Yo creo que todo el mundo merece vivir. Los asesinos, sus víctimas y el vecino del 3º. No somos nadie para opinar que alguien merece morir, porque en ese momento nos convertimos en jueces, y creemos tener la facultad de poder hacer lo mismo por lo que tal o cual criminal ha sido apresado y juzgado. Él no puede matar, y está mal, y debe ser castigado. Pero el Estado sí puede. ¿Por qué? Está claro, a mi juicio, que en el fondo de todo está la venganza y el odio a esa persona que ha quitado la vida a mi hija, a mi madre o a la hermana de mi amigo. Son sentimientos que, aun malos y desechables en si mismos, se entiende que salgan en tales circunstancias, y Dios me libre a mi de tenerlos algún día. Pero no por inevitables legitiman a cometer el mismo delito, por muy legal e institucional que se precie.


Bien dice la Cita del Catecismo que es sólo aplicable cuando no hay otra forma de garantizar la vida y el bienestar de la comunidad. Pero es que estos casos nunca o casi nunca se producen. Así lo reconocía Juan Pablo II en su Encíclica Evangelium Vitae, sobre el Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana, 56, del 25 de marzo de 1995: "Hoy, sin embargo, gracias a la organización cada vez más adecuada de la institución penal, estos casos son ya muy raros, por no decir prácticamente inexistentes".


Y es que Dios hace salir el sol sobre buenos y malos, y no podemos caer en la grave y profunda contradicción de dejarnos llevar por la misma motivación de un criminal: el odio, la venganza, el rencor. Hay personas a las que les es muy difícil perdonar que les abollen el coche, como para pedir que se perdone un asesinato, pero la verdad prevalece sobre nuestras limitaciones, debilidades y contradicciones, por justificadas que sean.


Un Estado que pretenda ser garante de los Derechos Humanos, de la vida, el respeto al otro, la dignidad, la solidaridad... no puede ni debe fomentar, ni con leyes ni a través de instituciones, el uso de la pena de muerte, pues el hombre así jamás se superará, y será como un animal que te ataca si le tocas las crías. Cada hombre vale más que mil pajarillos, y debe ser valorado como imagen de Dios, por manchada que esté. Quiénes somos para eliminar una imagen del mosaico del Creador.