BUSCADOR CATÓLICO

viernes, 22 de febrero de 2008

SABER DE QUÉ VA


Cuando entramos en Cuaresma, siempre decimos que hemos de buscar la conversión, eliminando, con la ayuda de la oración y la penitencia, todo aquello que nos aparta de Dios. Pero, si por conversión entendemos cambiar el sentido de nuestra vida, y orientarla hacia Dios, se imponen dos preguntas: ¿desde qué estado he de cambiar? y ¿hacia dónde? Y a buscar eso se nos invita, desde luego. Pero creo que hay que ahondar un poquito más: si queremos saber cuál es la Voluntad de Dios en nuestra vida, y si queremos saber en qué punto nos encontramos en su cumplimiento, no podemos ni debemos descuidar la oración. Está muy bien ir a Misa, rezar el Rosario, Novenas, Penitencia, cumplir con los preceptos de la Madre Iglesia, confesarse... es muy bueno, y absolutamente necesario para una vida cristiana comprometida. Pero, si no procuramos buscar cada día un momento para estar a solas con Dios, y hacer de ese encuentro un momento clarificador y pacificador en nuestras vidas, lo demás queda incompleto. Es más, la oración, el Encuentro, hará que vivamos lo demás con mayor plenitud. Porque -ser cristiano- no es un cumplimiento de normas, sino una forma de ser, un modus vivendi. Somos cristianos por que seguimos a Cristo, pero para seguirle hay que conocerle. Si no, corremos el riesgo de cansarnos y abandonar, o de quedarnos estancados en una religión de formas, normas y ritos y, lo que es peor, no nos encontraremos en condiciones de acoger determinadas "exigencias" que Cristo nos pueda plantear en nuestra vida e, incluso, rechazaremos las que plantee a gente de nuestro alrededor. Así, mutilaremos el modus operandi cristiano, opuesto a los valores del mundo que, sin embargo, nos cuesta menos asimilar y hasta valorar, más o menos, en nuestra vida.

Por tanto, oración. Buscarle, llamarle, estar con Él. Darle preferencia en algún momento del día - cada día -. Y esperar, porque no nos abandona, y si queremos seguirle, se volverá, seguro, y nos dará la mano. Si Francisco no le hubiera buscado en aquella cueva al principio de su conversión, no hubiera podido dar los pasos que luego dio.

He puesto antes en cursiva y entre comillas la palabra exigencias porque Jesús no exige, sino que propone. Lo que pasa es que si le hacemos caso, nuestra alma, nuestra vida... cambian por completo. Si no en lo externo, al menos en nuestro mundo interior de valores, preferencias, amores, afectos, gustos, pasiones, y todo lo que conforma nuestra psicología y nuestro ser. PACE BENE.

jueves, 21 de febrero de 2008

IGUAL QUE ÉL


Jesús, Encarnación del Amor de Dios, en su vida pública no hizo otra cosa que reflejar esa vida Trinitaria, su Comunión con el Padre por el Espíritu. Nosotros, en nuestra vida cotidiana, no podemos sino intentar estar en comunión con Dios, buscándole con nuestros actos y nuestra oración, en fidelidad. Y nuestro caminar por el mundo, que sea como el de Jesús. Nuestro hablar, como el suyo. Nuestro actuar, como el suyo. Que los que nos vean puedan decir que somos de Jesús, que somos de Dios, y más aún si somos gente Consagrada. Que seamos reflejo de lo que se supone que buscamos. Como los primeros compañeros de San Francisco, por no mencionarle a Él, que siendo fieles a su vocación y carisma dejaban destellos de Dios ahí por donde pasaban.

«Llevaba Francisco a Jesús en el corazón, Jesús en los labios, Jesús en los oídos, Jesús en los ojos; Jesús en las manos, Jesús presente en todos sus miembros», dice Celano de Francisco. Que en esta Cuaresma sepamos ser testimonio viviente de aquel Jesús que caminaba por Tierra Santa dando a conocer a Dios. Paz y Bien.

martes, 19 de febrero de 2008

Aquí os dejo un vídeo para que meditéis lo siguiente:
"Cada pecado mío, pasado, presente o futuro, ayuda a este sufrimiento de Jesús".

jueves, 14 de febrero de 2008

ANTE LA CRUZ



En Cuaresma, algo que nos iría muy bien a todos los que buscamos a Jesús, y que nos posicionaría, es ponernos ante la Cruz, ante Cristo Pobre y Crucificado. Contemplarle, darle gracias, pedirle perdón, adorarlo. Repasar nuestra historia de pecados, infidelidades, y mirarle a Él y pensar: "está así por mi culpa". Sí, nuestros pecados le crucificaron y le crucifican, como nos recuerda Francisco. Volver a mirarnos a nosotros mismos y pensar qué ha hecho Él por mí, sino morir allí, en ese patíbulo infame, en el que le hemos clavado. Y reflexionar sobre qué hago yo por ÉL, o qué voy a hacer. Qué soy capaz de ofrecerle. ¿Trato de superarme, por Él? ¿Tengo un gesto con mis hermanos, por Él? ¿Hago penitencia, por Él? ¿Escucho y lucho por vivir su Palabra, por Él? "¡¡EL AMOR NO ES AMADO!!", gritaba Francisco, el Cantor de Dios. Sí, el Santo de Asís, enamorado de Cristo Pobre, Cristo Crucificado, Cristo Necesitado y Amante, no es correspondido por nosotros. Sigue sufriendo en esa Cruz, desangrándose. Si al menos intentáramos vendar sus heridas con la Misericordia, la Justicia y, sobre todo, la Fidelidad, fundante de las dos anteriores...

miércoles, 6 de febrero de 2008

CUARESMA



Hoy empieza la Cuaresma. Mucho sabemos y mucho se nos ha dicho de este tiempo. Sin embargo, yo creo que cada cual debemos ir a nuestro interior y darnos cuenta de qué es lo que impide que amemos a Dios con total libertad. Si acaso, hasta podemos plantearnos realizar los Ejercicios Espirituales de San Ignacio (muy recomendables), y si queremos prescindir de métodos, el encuentro con Dios, el "ESTAR" con Él, es lo que más Luz nos dará. Francisco, al principio de su conversión, iba cada día a una cueva de las afueras de Asís a buscar a Dios, a estar con Él, a interiorizar su Relación. Para los más atareados, quizá sea ésta la solución: buscar una "cueva", en medio de los avatares del día a día. Quizá rascar tiempo aquí y allá y así encontrar un rato para Él. La Cuaresma, cual desierto en el que nos encontramos solos con nosotros mismos y con Dios, es un tiempo privilegiado para ir dejando aquello que, el Gran Día de la Pascua, en que la Luz no tendrá sombra, experimentemos cómo nuestra Alma goza con el Misterio de un Dios vivo tras una Pasión y Crucifixión. Un Dios que nunca muere, que no está sometido a las fuerzas y contingencias mundanas, porque ya las ha superado. Es la Gran Noticia, es el Evangelio, al que sólo podremos acceder libres de todo afecto desordenado, puesto que es una "puerta estrecha".

viernes, 1 de febrero de 2008

LA VOZ QUE CLAMA EN EL DESIERTO


La Conferencia Episcopal se acaba de pronunciar. Ha arengado a todo católico y a todo buen ciudadano de pro para que vote de acuerdo a la orientación política que crea sinceramente que más respeta y vela por los derechos básicos y la dignidad moral del hombre. Valoran los obispos la diversidad de partidos, y la militancia de los católicos en ellos. No ponen peros a ninguno. Sólo a aquellas leyes, sistemas educativos y planteamientos sociales (por mayoritarios que sean) que, de alguna manera atentan contra la esencia del ser humano: el anhelo de felicidad plena aquí y en la Vida Eterna. Pero ZP y compañía se han sentido súper aludidos. No han soportado que la Iglesia Española se exprese libremente. Creen que se les juzga de forma inmisericorde porque se opina de forma distinta a ellos sobre, por ejemplo, la dichosa EpC. Ahogan, con sus planteamientos en pro de "derechos individuales", el ansia de Eternidad del hombre y una visión que le permita ser feliz más allá de visiones antropológicamente limitadas. No toleran que se hable en público de lo necesario que es velar por la rectitud moral, pero sí permiten a terroristas estar en ayuntamientos. Y, encima, no toleran que se hable del terrorismo. ¿Sólo ellos tienen el monopolio? ¿Les duele tanto haberse equivocado en esta materia que les escuece cuando alguien se lo recuerda? A eso se le llama no tener la conciencia tranquila. Mientras ellos han hablado con asesinos "para saber a qué atenerse", nuestros Obispos les recuerdan que con un asesino sólo cabe darles la espalda y, si se puede, una temporadita larga en prisión. Es una lástima que un partido de "progres" (progres por qué, aún no lo sé, ¿quizá por dar a los etarras cobertura política y privar a la educación de todo contenido moral?) no pueda escuchar una opinión de unas personas que, al fin y al cabo, representan a una mayoría en España. Gracias, Señores Obispos. Sigan proclamando el Evangelio con tanta valentía. San Francisco a buen seguro les ayuda desde arriba. Él fue, y es, un Santo de Iglesia, que amaba y veneraba a los Sacerdotes, Obispos, Cardenales, Papas... en función de lo que les dignifica: que consagran el Cuerpo y la Sangre de Cristo en sus propias manos. PAZ Y BIEN.