BUSCADOR CATÓLICO

jueves, 14 de febrero de 2008

ANTE LA CRUZ



En Cuaresma, algo que nos iría muy bien a todos los que buscamos a Jesús, y que nos posicionaría, es ponernos ante la Cruz, ante Cristo Pobre y Crucificado. Contemplarle, darle gracias, pedirle perdón, adorarlo. Repasar nuestra historia de pecados, infidelidades, y mirarle a Él y pensar: "está así por mi culpa". Sí, nuestros pecados le crucificaron y le crucifican, como nos recuerda Francisco. Volver a mirarnos a nosotros mismos y pensar qué ha hecho Él por mí, sino morir allí, en ese patíbulo infame, en el que le hemos clavado. Y reflexionar sobre qué hago yo por ÉL, o qué voy a hacer. Qué soy capaz de ofrecerle. ¿Trato de superarme, por Él? ¿Tengo un gesto con mis hermanos, por Él? ¿Hago penitencia, por Él? ¿Escucho y lucho por vivir su Palabra, por Él? "¡¡EL AMOR NO ES AMADO!!", gritaba Francisco, el Cantor de Dios. Sí, el Santo de Asís, enamorado de Cristo Pobre, Cristo Crucificado, Cristo Necesitado y Amante, no es correspondido por nosotros. Sigue sufriendo en esa Cruz, desangrándose. Si al menos intentáramos vendar sus heridas con la Misericordia, la Justicia y, sobre todo, la Fidelidad, fundante de las dos anteriores...

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