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domingo, 14 de septiembre de 2008

HOY, DÍA DE LA ESTIGMATIZACIÓN DE SAN FRANCISCO


Hoy, 14 de Septiembre, en la Familia Franciscana celebramos la Estigmatización de San Francisco (aunque litúrgicamente se mueve al 17 para no hacerlo coincidir con la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, que la Iglesia celebra desde antiguo). Sí, hoy es día de meditación y recuerdo del Misterio acaecido en la Verna aquel 14 de Septiembre de 1224. Lo que allá ocurrió se nos narra en Consideraciones III .


Hay que anotar que fue Francisco el primer Estigmatizado de la Historia, si bien no es más que un dato. Lo que de verdad cuenta y lo que de verdad a mí particularmente me impresiona es que estamos ante una escena que marca el culmen de la Vida Espiritual de Francisco. Es la cima, el no va más. El Poverello había seguido fielmente los pasos de Jesús, y se fue identificando con Él, poco a poco, día tras día. Se entregó sin reservas. Amó a Jesús antes que a nadie, y amó a sus hermanos por encima de todo. Al abrazar la Pobreza de Cristo, abrazó a Cristo, y ya nunca se desprendió de Él. Por eso aconsejaba siempre el Camino de la Povertà. Fue un hombre extraordinario porque fue fiel como ninguno. Siempre buscó estar unido a Jesús. Lo amó con pasión, identificándose con sus Misterios. Fue señalado con gracias singulares del Señor. Se olvidó de si para llevar las "odoríferas palabras del Señor" (1 Cta F, 19) a los demás. Predicó, ayunó, oró, vivió la Pobreza y la Obediencia, la Fraternidad, la Humildad... fue un varón santo, y tal fue su Encarnación de los Misterios de Cristo, que fue uno con Él. Por ello, Cristo le otorgó sus mismas marcas, le concedió el Don Visible de la Gracia Invisible. De aquí que, como alguien señaló una vez, Francisco fue Eucaristía, porque Cristo se Encarnó en Él, descendió de los Cielos y transformó a Francisco en su viva y perfecta imagen. Por ello no dejamos de lado la Fiesta de la Santa Cruz, puesto que ambas celebraciones van íntimamente unidas. Cristo Crucificado, va de la mano de Francisco Crucificado, que siguió sus mismos pasos hasta la Cruz.

La Verna es, desde ese día, Monte Santo, parangón del Gólgota. Y el mundo conoció cómo alguien puede, y no es entelequia, identificarse con Cristo, ser uno con Él.

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