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domingo, 5 de abril de 2009

Alabémosle y ensalcémosle por los siglos



1Santo, santo, santo Señor Dios omnipotente, el que es y el que era y el que ha de venir (cf. Ap 4,8):Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos.


2Digno eres, Señor Dios nuestro, de recibir la alabanza, la gloria y el honor y la bendición (cf. Ap 4,11):Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos.


3Digno es el cordero, que ha sido degollado, de recibir el poder y la divinidad y la sabiduría y la fortaleza y el honor y la gloria y la bendición (Ap 5,12):Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos.


4Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo:Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos.


5Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor (Dan 3,57):Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos.


6Alabad a nuestro Dios, todos sus siervos y los que teméis a Dios, pequeños y grandes (cf. Ap 19,5):Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos.


7Los cielos y la tierra alábenlo a él que es glorioso (cf. Sal 68,35; Sal Rom):Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos.


8Y toda criatura que hay en el cielo y sobre la tierra, y las que hay debajo de la tierra y del mar, y las que hay en él (cf. Ap 5,13):Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos.


9Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos.


10Como era en el principio y ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.Y alabémoslo y ensalcémoslo por los siglos.


11Oración: Omnipotente, santísimo, altísimo y sumo Dios, todo bien, sumo bien, total bien, que eres el solo bueno (cf. Lc 18,19), a ti te ofrezcamos toda alabanza, toda gloria, toda gracia, todo honor, toda bendición y todos los bienes. Hágase. Hágase. Amén.


Domingo de Ramos. Día de Alabanza, de Bendición al Hijo de Dios, al Dios que tanto ha hecho por nosotros, que tanto nos ha amado, pero que jamás ha pedido nada para si. Es más, entrará montado en un asno en la ciudad santa. E, incluso así, será proclamado Rey de Israel por el Pueblo.


Sumémonos hoy a esta gran Liturgia, con Francisco y todos los santos. El Poverello usaba estas Alabanzas antes de decir cualesquiera de las horas canónicas. Las unía a la Liturgia de la Iglesia, a la Oración diaria en la que proclama que su Señor, su Rey, es Jesús, Pobre y Crucificado.


Es muy fácil decirle hoy "Hossanna, hijo de David", cuando el entusiasmo nos arrastra y nos lleva a una alabanza espontánea, fluida y auténtica. Pero cuando Jesús cena con los suyos, tiembla en Getsemaní, es apresado, interrogado, humillado, acusado, Crucificado... es más difícil estar con Él. Lo fácil es ponerse en su contra y gritar a una con los poderes religiosos: ¡Crucifícale! (no sea cosa que , por serle fiel, también me maten a mí).


Así ocurrió, desde luego. Pero también a nosotros nos ocurre. Nos cuesta pasar con Él la Vigilia del Jueves al Viernes Santo. Ni una hora podemos a veces velar con Él. Es entonces cuando cabe preguntarse cuánto le queremos, y cómo le queremos.


Por eso, debemos disfrutar de este día de Ramos. Pero también tener presente que la Pasión llegará, ha sido anunciada por Él mismo. Velemos, para no caer en tentación. Y el Domingo de Pascua, el Primer Día de la Nueva Creación, podremos cantar y regocijarnos con Él.

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