BUSCADOR CATÓLICO

martes, 27 de noviembre de 2007

NUEVA VIDA EN DIOS


Paz y Bien. Se acerca el Adviento. Este Domingo empieza este tiempo de recogimiento y de espera del Niño Jesús. Es hora de que todo aquello que nos estorba para amar a Dios y que está en nuestras manos cambiar: pecado, afectos, preocupaciones, ocupaciones, rutinas... pase a no tener relevancia ya en nuestras vidas, o a tenerla en su justa medida. El Nacimiento de Jesús debe ser un timbre que despierte nuestro corazón y nuestra alma para "acelerar" en el Camino hacia Dios. No podemos dejar pasar la ocasión de renovarnos, de cambiar, de dejar atrás lo que nos pesa y enturbia nuestras relaciones con Dios y con los demás. La Luz que desprende el Pesebre debe ser clarificadora, consoladora. Necesita pues ser acogida en lo más hondo de nuestro ser y, para ello, debemos hacer un hueco, otro pesebre. ¿Cómo? Proponiéndonoslo de verdad y pidiendo ayuda al Señor. Caminar cada día prestando atención a aquello que hay que depurar. La Cueva de Belén es lo más puro que hay. Y para poder sumergirnos en dicha Pureza y en esa Santidad hay que estar en sintonía, escuchando. Los Cuatro Domingos de Adviento son una ocasión única para ir abriéndonos y preparándonos para lo que Dios quiera decirnos en la Noche de las Noches, la que iluminó el mundo para siempre.

No hay comentarios: