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domingo, 18 de mayo de 2008

COMUNIÓN CON LA TRINIDAD




"Allí respondía al Juez, oraba al Padre, conversaba con el Amigo, se deleitaba con el Esposo". Así lo cuenta Celano en 2C 95. Hoy, día de la Santísima Trinidad, recordamos que Dios se ha manifestado al hombre de diversas maneras. Pero, desde Abraham hasta ahora, nuestra Fe Cristiana, heredera en buena parte de la Fe Judía, ha visto y reconocido en Dios Tres Personas, diferenciadas, pero que forman la Única e Indivisible realidad y sustancia divina. En el Antiguo Testamento Dios se manifestaba Todopoderoso, Implacable, Salvador, Temible, (Abraham, Moisés) pero también y a la vez como "una brisa" (Ezequiel). Esto, sin embargo, eran formas de manifestarse Dios. No expresaba, sin embargo con ello ningún tipo de diferenciación o de distinción de Personas en su Ser, en su Eternidad, en su Vida Divina, en Él mismo. Así que, en el Nuevo Testamento, con la Encarnación, Dios se nos presenta como Padre e Hijo a la vez. Como Padre se había manifestado a Israel, pero como protector, garante de la felicidad de los anawim, de los pobres, desheredados, oprimidos... pero ahora, es Padre del Hijo Único venido al mundo para salvarlo del Pecado. (Jn 3). Por tanto, al presentarse Jesús como Hijo, presenta a Dios como Padre, pero "Yo y mi Padre somos uno" (Jn 14, 10). Por tanto, la Fe de los Apóstoles y de los Primeros Padres de la Iglesia no tardó en descubrir aquí una primera Noticia, Distinción de Personas en Dios, con distintas operaciones (misiones - San Agustín). Esta Doctrina, sin embargo, no quedó como "Oficial" hasta Nicea (325) en respuesta al arrianismo, pues hasta entonces era una concepción cierta, segura... pero difusa en el Pueblo Cristiano, es decir, sujeta de alguna manera a lo que cualquier persona como Arrio quisiera pensar y enseñar sobre quién era Cristo y cuál era su relación con el "Padre" (macedonianos, docetas...). Había esa Fe en quién era Cristo y quién el Padre. Pero no había una definición clara e inequívoca por el Magisterio de la Iglesia, entonces formado por el Papa y los Obispos en Concilios Ecuménicos, y alumbrado por los Padres más ilustres (Agustín, Eusebio, Clemente...). Así, en Nicea se profesó "Oficialmente" el Credo según el cual el Padre y el Hijo eran el mismo Dios en dos formas o hypostasis. Y hasta el 381 en el Concilio de Constantinopla, y definiendo la doctrina de los Padres Capadocios, no se hace formal la doctrina de la Trinidad, en la que se profesa que Dios es Uno en tres Personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.




La cita del principio no habla sino de la relación de Francisco con la Trinidad. Una relación completa, densa y profunda, pues lo dio todo por Dios. Tú y Yo, ¿qué daríamos?

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