Al bajar Francisco de su encuentro con Dios, en el que le imprimió las Sagradas Llagas, escribió Francisco al Hermano León las Alabanzas del Dios Altísimo y más abajo la Bendición. Así, Leone se vio libre de su tentación. No hay remedio más saludable para el alma que Alabar a Dios aun cuando las tentaciones abruman el alma. No es fácil, pero sólo así el alma se hace ligera y ves las tentaciones desde la óptica de Dios. Dios pasa a ser lo importante, y no dejas que lo sea el problema.
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