BUSCADOR CATÓLICO

domingo, 16 de diciembre de 2007

THEOTOKOS, PERIJORESIS


Hoy quisiera compartiros algo que creo que es digno de ser meditado: María en la Trinidad, como parte activa en la Perijóresis Eterna Trinitaria. En los primeros siglos, la perijóresis era un término usado para designar la inhabitación mutua de las hipóstasis (naturalezas) divinas de una Persona de la Trinidad en las otras. Inhabitación Eterna, constante. Hoy, este término se usa en el sentido de comunicación de Amor, de relación entre Padre e Hijo por el Espíritu, de forma que el Padre engendra al Hijo, y el Hijo glorifica al Padre. Pues bien, partiendo de esta acepción del término, propongo contemplar a María como asumida por Dios en la Trinidad, de forma que ella acoge esta Actividad del Padre de Engendrar. Una criatura que, por Gracia Especial y Particularísima, entra, por haberse llegado a Ella el Espíritu, a formar parte del mismo Dios. En la Web en la que también comparto espiritualidad, hablaba de que María ha conocido íntimamente a Dios. Pues bien, esta intimidad es tan profunda, que podría decirse que María forma parte de Dios, si bien no deja de ser ella misma, en cuanto criatura finita, limitada y, por supuesto, libre de pecar o no. Es este gran Misterio, que nos remite además a la Eucaristía: si María, acogiendo al Hijo en su seno, entra en la Trinidad, cómo nosotros, al Comulgar y haber participado activamente de la Eucaristía, no vamos a formar parte de esta Vida Divina, que el Espíritu ha infundido en el Pan y en la Asamblea. Meditemos, pues, qué excelencia nos regala Dios, que no sólo se Encarna para rescatarnos, sino que además Consagra el Pan para acogernos en el seno de su Ser.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tres intiresno, gracias