BUSCADOR CATÓLICO

martes, 8 de enero de 2008

ORA ET LABORA


A veces hay personas en las que se da una situación que se podría resumir en: ¿Por qué si rezo no noto nada? ¿Por qué parece que la Oración no me produce "efecto"? Es decir, puede ocurrir que uno observe que, efectivamente, la oración, ese momento de encuentro con Dios, no se refleja en los actos de la vida: sigues igual de impaciente, de soberbio, de perezoso... los defectos, las dudas, las dificultades parecen que no se liman. Todo sigue igual. Esta etapa inicial de toda vida cristiana comprometida con Dios y los demás, es fácilmente clarificable: falta vigilancia. Sí, esos valores, sentimientos, luces, fervores... que recibimos en la oración y que se nos revelan como orientadores y marcadores de nuestra vida, se irán plasmando en ella siempre y cuando estemos vigilantes a ponerlos por obra constantemente. La taxonomía de que "con la Gracia todo se puede" es cierta, pero no agota que cooperemos activamente, esforzándonos. Por el contrario, la reclama y precisa. Es verdad que lo recibido en la oración será siempre un impulso sobrenatural que iremos notando, pero no podemos obviar que aquellas situaciones en las que entra en juego aquello que quisiéramos cambiar, mejorar o entender, dependen de nuestro esfuerzo, y éste respaldado por la Gracia de la Oración, sin la cual ya podríamos empeñarnos y esforzarnos, que no lograríamos nada. Por otra parte, no hay que olvidar que, en consecuencia, es Dios quien actúa en nosotros. La vida espiritual es Iniciativa de Dios y, por ende, todo lo demás.

No hay comentarios: