Con este Gobierno, la verdad es que estamos de vuelta con la Historia más reciente de España. Guerra civil y Dictadura de Franco, en lugar de formar parte de nuestro pasado común, son fuente de discordia y separación. Parece que no se ha aprendido a superar el clima de crispación previo a la Guerra.
La Ley de Memoria Histórica, Histérica diría yo, tan sólo ha servido para poner de manifiesto una cosa: no somos un país que sepa seguir adelante y evolucionar. Es innegable que hubo gente que murió, durante y después de la Guerra, víctima de represión política. Pero también la hubo, y mucha, durante la República y durante la Guerra, que murió a manos de los republicanos. Eso nadie lo dice, pero yo tampoco lo voy a reivindicar aquí. Hay cientos de casos como los de mi tía monja, que estuvo a punto de morir fusilada por republicanos, sólo por ser religiosa. Y cientos que murieron, fusilados, torturados o sabe Dios cómo.
Aunque, de verdad, todo esto, después de todo, carece de importancia. Que Dios sabrá perdonar a los culpables respectivos. Lo que es esencial es que sepamos caminar adelante y, como dice el Presidente de nuestros obispos, Rouco Varela, olvidar a Franco y saber perdonar. Unos hechos tan desgraciados como los que se dan en una guerra, y otros muchas veces cuestionables como en la Dictadura (uso "Dictadura" en sentido técnico, no despectivo) generan división, pero debemos ser más listos y mirar hacia delante, sabiendo que ambos bandos compartieron culpas, y que si Franco murió, Carrillo sigue vivo (ay, esas religiosas y esos curas que le sufrieron...).
Doy gracias por las palabras de Rouco Varela, pues representan lo que debe ser un espíritu católico: reconciliación y paz.
"Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor,y soportan enfermedad y tribulación; bienaventurados aquellos que las sufran en paz, porque de ti, Altísimo, coronados serán". Estas palabras de Francisco pusieron paz entre el Podestá y el Obispo de Asís. Sólo es posible vivirlas si se está en una actitud de acogida espiritual, de oración, de Pureza, de sencillez, dejando a un lado el orgullo, el rencor y esas actitudes de "Memoria Histórica" que tanto separan en vez de unir. Menos buscar resarcimientos y más mirar porque todos podamos convivir expresando nuestra religión (otros su ateísmo o agnosticismo) de forma pública, sin problemas. Eso sería Memoria Histórica: acordarse que la religión cristiana lleva 1.700 años guiando el desarrollo de Europa.
La Ley de Memoria Histórica, Histérica diría yo, tan sólo ha servido para poner de manifiesto una cosa: no somos un país que sepa seguir adelante y evolucionar. Es innegable que hubo gente que murió, durante y después de la Guerra, víctima de represión política. Pero también la hubo, y mucha, durante la República y durante la Guerra, que murió a manos de los republicanos. Eso nadie lo dice, pero yo tampoco lo voy a reivindicar aquí. Hay cientos de casos como los de mi tía monja, que estuvo a punto de morir fusilada por republicanos, sólo por ser religiosa. Y cientos que murieron, fusilados, torturados o sabe Dios cómo.
Aunque, de verdad, todo esto, después de todo, carece de importancia. Que Dios sabrá perdonar a los culpables respectivos. Lo que es esencial es que sepamos caminar adelante y, como dice el Presidente de nuestros obispos, Rouco Varela, olvidar a Franco y saber perdonar. Unos hechos tan desgraciados como los que se dan en una guerra, y otros muchas veces cuestionables como en la Dictadura (uso "Dictadura" en sentido técnico, no despectivo) generan división, pero debemos ser más listos y mirar hacia delante, sabiendo que ambos bandos compartieron culpas, y que si Franco murió, Carrillo sigue vivo (ay, esas religiosas y esos curas que le sufrieron...).
Doy gracias por las palabras de Rouco Varela, pues representan lo que debe ser un espíritu católico: reconciliación y paz.
"Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor,y soportan enfermedad y tribulación; bienaventurados aquellos que las sufran en paz, porque de ti, Altísimo, coronados serán". Estas palabras de Francisco pusieron paz entre el Podestá y el Obispo de Asís. Sólo es posible vivirlas si se está en una actitud de acogida espiritual, de oración, de Pureza, de sencillez, dejando a un lado el orgullo, el rencor y esas actitudes de "Memoria Histórica" que tanto separan en vez de unir. Menos buscar resarcimientos y más mirar porque todos podamos convivir expresando nuestra religión (otros su ateísmo o agnosticismo) de forma pública, sin problemas. Eso sería Memoria Histórica: acordarse que la religión cristiana lleva 1.700 años guiando el desarrollo de Europa.
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