BUSCADOR CATÓLICO

lunes, 31 de marzo de 2008

CAMINA CON NOSOTROS


Pace Bene. El día de Pascua ya dijimos que Cristo Resucitado ahora camina por la tierra, que es más fácil encontrarse con Él. Y es la verdad. A los discípulos que se encaminaban a Emaús les sorprendió por el camino. No le esperaban, ni siquiera confiaban en que le volverían a ver, puesto que estaban seguros de que había muerto, y que había pasado por la Historia de Israel como un profeta más. Su Fe estaba no apagada, sino muerta. Ya no quedaba nada, puesto que el profeta que les había devuelto las esperanzas mesiánicas había sido derrotado por la injusticia, la tortura y la muerte. Pero Jesús aparece por allá, como sin querer, y habla con ellos, les pregunta por sus inquietudes. Y les revela al verdadero Mesías: no el glorioso como David o Salomón, sino el que había de ser crucificado, y que había, por ello, de padecer. Es el que Yahvé había anunciado: un Mesías que no liberaría a Israel de ninguna opresión romana, pero que liberaría sus corazones por el Amor y la Misericordia. De hecho, sólo lo reconocen en la fracción del Pan, en aquel momento en que, días atrás, les había dicho que era Él, el que se entregaba para salvarnos del pecado y de la muerte. Por eso, de aquí a la Anunciación, es tiempo propicio para examinar dónde buscamos a Jesús, y hacer una oración de acogida, Maran atha.