BUSCADOR CATÓLICO

jueves, 6 de marzo de 2008

¿APOSTASÍA O RETIRADA?

Hoy se puede leer en www.elmundo.es o en www.elpais.es que una mujer ha oficializado su apostasía, es decir, ya "no forma parte de la Iglesia Católica". Si bien es verdad que uno, para considerarse católico y vivir en plena comunión con la Iglesia y frecuentar los Sacramentos, es de recibo que esté bautizado. Pero el hecho de que borren tu nombre de un registro en una sacristía o un obispado determinado, no borra ni la Gracia conferida por el Bautismo, ni la conferida por ningún otro sacramento. Hasta ahí podríamos llegar. El caso de esta señora, sin embargo, es cuando menos entendible, aunque no lo justifico ni lo apoyo, desde luego. Sufrió de pequeña la mezcla de poder político y religioso, y por varias circunstancias que narra (las cuales son bastante reprobables por quienes las llevaron a término) y ahora no puede con la Iglesia ni, peor aún, con Dios. Esto lleva a dos reflexiones:
1. Debemos guardarnos mucho de toda ocasión de dar escándalo, de ser antitestimonio. Si bien esta mujer comete el error de negar su Fe, la Iglesia y a Dios en base a la actuación de un determinado número de religiosas, sacerdotes y quien le haga falta para justificarse, también es cierto que lo que vean de nosotros los demás es lo que les llevará a acercarse o no a Dios. Y eso es una enorme responsabilidad. Cuando decimos que somos católicos, debemos actuar como tales, dando testimonio al mundo de que estamos con Jesús, de que Él es nuestra vida. Si no, las malas obras que cometamos, darán a entender lo contrario: que la Iglesia, o que Dios no puede ser algo bueno, porque mira éstos que hacen.
2. Respecto a Julia (así se llama ella), decir que es una pena dejar de lado a Dios y la Vida de Gracia (incluso impidiéndola a los demás, como hizo no dejando que le dieran la extremaunción a su marido) por culpa del hombre. Dios y su Iglesia no son reductibles a la actitud de nadie, y dar la espalda a la Vida Espiritual no soluciona las cosas. Si acaso, te deja resentimiento, rencor y poca paz interior. Lo que le hicieron está mal, y ojalá nunca se repita algo así, pero Dios está por encima de estas cosas. Y está por encima incluso de la Iglesia como institución que, craso error, se alía a veces con el Poder Civil, de forma que ambos se identifican, generando dudas, temores y rencores innecesarios.

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