BUSCADOR CATÓLICO

miércoles, 31 de octubre de 2007


Poco más podemos decir sobre la Palabra en la Liturgia Eucarística. Si acaso añadir que siembra en el corazón del hombre el deseo de recibir el Pan y el Vino, y le da la capacidad para comprender la Transubstanciación como el momento supremo de la Salvación perpetuado en las especies eucarísticas. "Memorial" no es simple recuerdo, sino Actualización, y si se me permite podríamos decir que se "repiten" el Sacrificio y la Resurrección, aunque esto matizado. O sea, que Cristo no sufre más, pero sí que su Acto Salvador se perpetúa, no tanto cuando se Consagran las especies, cuanto el Espíritu consagra a la Comunidad, haciéndola parte del mismo cuerpo. Un Cuerpo Salvador, una Sangre que Lava. La Comunidad, por el Espíritu, es unida en un solo cuerpo, unido a su vez a Cristo, su Cabeza. Y el Pueblo, también, es introducido en la Trinidad, por la incorporacion a esa Comunión Divina y Perpetua de Amor.

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